La razón por la que nos hemos organizado como una Asociación es, porque estamos convencidos de que aún queda mucho por hacer en nuestro país para atender las necesidades de todos los individuos con dificultades específicas de aprendizaje, y con ello, estar a la altura de otros países como Alemania, Austria, Suiza, Inglaterra, Estados Unidos, y muchos otros, en los que se garantiza la igualdad de oportunidades a todos los individuos para acceder al conocimiento, a la educación y –en definitiva- a la integridad como ser humano.
Por ello, queremos hacer llegar a la sociedad que nosotros como Asociación consideramos como individuos con dislexia, aquellos que muestran dificultades evidentes en el proceso de la lecto-escritura, y que no pueden conseguir por medio de los sistemas tradicionales de enseñanza un aprendizaje adecuado en el ámbito de la lectura y/o la escritura, como también a veces en el aprendizaje del cálculo, en cuyo caso estaríamos hablando de discalculia.
Actualmente no existen estudios en el Estado Español que puedan darnos datos fiables acerca de la incidencia de la dislexia en la población. Sin embargo, sí existen estadísticas que se han realizado en EEUU, en las que se calcula que existe aprox. un 15% de la población que padece este tipo de dificultades. Un 80% de ese 15% presenta dificultades en el aprendizaje de la lecto-escritura. Es necesario tener en cuenta que el inglés es un idioma más opaco que el castellano, siendo nuestra lengua más transparente, por lo que nuestro porcentaje se calcula cerca del 10%.
Sí existen datos del fracaso escolar en nuestro país, que según el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, se sitúa alrededor del 29%, llegando ya muy cerca del 30% (lejos del 18,8% que corresponde a la media europea). Y, de ese 29%, uno de cada cuatro casos podría estar relacionado con la dislexia por tratarse de un alumnado con dificultades en el aprendizaje de la lecto-escritura.
Sabemos y podemos constatar diariamente que son muchos/as los/as alumnos/as, que de forma continua sufren las consecuencias de sus dificultades, por no ser estas detectadas y atendidas debidamente, y que debido a ello, resulta inevitable que pasen a engrosar estas cifras tan alarmantes de fracaso escolar en nuestro país.
Resulta necesario tener presente, que un individuo con dislexia es una persona con una inteligencia normal, o incluso superior a la media, que sencillamente presenta dificultades específicas de aprendizaje en cuanto entra en contacto con el mundo de los símbolos como lo son las letras y/o los números.
No tienen diferencia alguna con aquellas personas que no presentan este tipo de dificultades, por lo que son personas completamente normales, que simplemente perciben la realidad de distinta forma. Son personas con una enorme capacidad creativa y una sensibilidad excepcional.
Por ello, consideramos sumamente necesario que se detecten y se atiendan a tiempo las dificultades que ocasiona una dislexia u otra de sus dificultades específicas asociadas, con el objetivo de evitar trastornos emocionales, como frustración, fobia escolar, desmotivación y baja autoestima, mucho más difíciles de tratar que la dislexia en sí, y, al mismo tiempo, fomentar todos los aspectos positivos de la dislexia en beneficio de la sociedad.Queremos en consecuencia hacer énfasis de que todos aquellos individuos con dislexia y/o otras dificultades específicas de aprendizaje tienen plena capacidad de acceder al conocimiento de la lecto-escritura (o al del cálculo), como el resto de las personas, siempre y cuando se produzca un diagnóstico adecuado y se ofrezcan unas condiciones específicas, como p.ej. una metodología multisensorial, es decir, en la que se emplean todos los sentidos. Este es el motivo, por el que urge la necesidad de ofrecer todos aquellos recursos necesarios para garantizar los derechos básicos de todas las personas a la educación, y con ello, exigir el cumplimiento de nuestra Constitución Nacional.